Nos vemos en La Habana
Por: Ángel Alirio Moreno Mateus.
Invitados por la Sociedad Económica Amigos del País SEAP que dirige el ex ministro y ex gobernador Horacio Serpa Uribe, con la colaboración de la Corporación Arco Iris que orienta León Valencia y el auspicio de la Embajada del Reino de los Países Bajos, asistimos; esta semana en Bogotá al Panel “Reforma Política y Agenda de Paz”, los directores de los Partidos Políticos Polo, Verde, Mira y PIN, que representamos las minorías, desde el punto de vista de la independencia partidaria individual, pero que integrados y unidos, formaríamos una alternativa nacional frente al esquema de la llamada Unidad Nacional del gobierno del Presidente Santos.
En la apertura; Horacio Serpa recordó que cuando se levantaron de la mesa en Tlaxcala (México) en los diálogos con el Eln la despedida fue diciente: “ojalá no nos volvamos a ver solo hasta dentro de tres mil muertos”. Y, aunque no nos detuvimos a sacar las cuentas, si creo que la cifra de muertes violentas; después de ese día, están por encima de tal estimativo. Y, todos sin excepción alguna en la mesa, creemos, que en la búsqueda de espacios de participación política, no podemos continuar muriendo.
En ese escenario abordamos el tema de los derechos y garantías para el ejercicio de la oposición política, que vuelven a la discusión de la agenda nacional, a raíz de los diálogos de paz entre el gobierno y las Farc. Quedó planteado un interrogante ¿Cómo se integrarán a la vida política los nuevos movimientos que surjan de la firma del Acuerdo Final? De mi parte recogí la expresión repetida por León Valencia, en el sentido de que por la vía armada, la subversión no llegaría al poder, pero le agregue de mi cosecha, que por la vía democrática, tampoco, mientras se mantengan los demasiados obstáculos creados por un establecimiento al que le conviene el vigente estado de circunstancias.
Transcurridos más de 20 años, desde la expedición de la Constitución Política de Colombia aun no se reglamenta el Estatuto de la oposición. Los avances legislativos son timoratos e insuficientes y tienden a no garantizar el ejercicio de la oposición. El excesivo presidencialismo y un Congreso poco autónomo impiden que en Colombia, la oposición no vaya más allá de las campañas electorales. Según León Valencia, “la oposición constituye un asunto esencial para la consolidación de un régimen político democrático y pluralista, por lo que, la oposición necesita de unos mayores niveles de institucionalización y de mejores recursos legales y prácticos en su apoyo.” En eso estamos de acuerdo y coincidimos todos. Se requiere de un estatuto de oposición que sea una herramienta para equilibrar las prácticas políticas y garantizar los derechos constitucionales para quienes no forman parte del gobierno, tales como acceso a la información, a los medios de comunicación, el derecho de réplica, financiación de campañas y la participación en los organismos electorales, en los órganos de control y en las mesas directivas de los cuerpos colegiados.
Creo que comenzamos a entendernos. Ya era hora después de tantas muertes de la violencia política entre hermanos. Vamos a avanzar estableciendo una cadena de hermandad política, que nos permita a partir del respeto por las diferencias, trabajar con todas las herramientas y en todos los niveles, para encontrar el camino hacia la paz permanente y la felicidad que enmarca el espíritu de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. El mensaje está claro, ese es el camino y como decía en el siglo pasado Fidel Velázquez, en México: “El que se mueva, no sale en la foto”. Colombia debe disminuir el excesivo poder presidencialista, definir el estatuto de oposición, la alternancia del poder y el uso de un lenguaje adecuado, decente y propositivo en la política, mirar para adelante y usar el retrovisor solo para no repetir las historias nefastas.
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