lunes, 11 de noviembre de 2013

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El legado de Santos: La paz

Por Ángel Alirio Moreno M
El punto más importante, el esencial, para alcanzar un acuerdo de paz estable y duradera es el de la participación política. La razón del por qué, es precisamente, porque los conflictos tienen origen en la desigualdad política y ella se incuba cuando se cierran los espacios y se construyen escenarios para el ejercicio del poder excluyente. Y lo más grave, sin garantías para el ejercicio de la oposición política, a la que se le aplica violencia activa, por medio de las armas estatales y paraestatales y la violencia pasiva aplicada a través de los medios de comunicación que defienden el régimen imperante.
Por eso los colombianos que entendemos esa premisa, no estamos dudando que el Presidente de la Republica Juan Manuel Santos es el depositario único de la llave para abrir la puerta y quitar la talanquera, que nos permitirá a los colombianos disfrutar del ambiente sosegado que nos otorga una nación rica en democracia, con pluralismo político, con el libre ejercicio al derecho de pretender el poder por la vía del respaldo ciudadano trasparente o de definir con la misma libertad, la ubicación en la escena de la oposición legitima.
El Presidente Santos, recibió un país polarizado, en el que el único lenguaje aceptable al Estado, era el de la confrontación bélica sobre la excusa de defender la seguridad democrática. No convenía al país, continuar negando la existencia de un conflicto armado, con orígenes en esenciales desigualdades políticas, económicas y sociales. Fue desde luego traumática la separación de dos modelos de política publica que no podían convivir y cuyo régimen de transición iría a crear orfandades en los enemigos de una salida negociada. Hoy el expresidente Álvaro Uribe representa en política el sendero diametralmente opuesto al del Presidente Juan Manuel Santos y eso resulta bueno para la democracia colombiana.   Está claro y definido, que el Doctor Santos es el Doctor Santos, Presidente de los colombianos  y que el Doctor Álvaro Uribe es expresidente. Y está claro que Juan Manuel Santos quiere dejar como legado a su patria, no solo las condiciones óptimas para gozar de una paz estable y duradera, sino su implementación y la escena de desarrollo y verificación de lo convenido.  Y aunque el presidente no ha dicho si aspira o no a la reelección, los cierto es que para el propósito de construir el legado, se requieren como mínimo dos años más del periodo de este gobierno.
La voluntad de paz existe, pero el desarrollo del acuerdo y su verificación requieren del escenario institucional para adoptar cambios y medidas que brinden transparencia en los procesos electorales y nos incorporen al viaje de una cultura política democrática que interese a la ciudadanía en los asuntos públicos. Resulta fundamental y deben prepararse todos los partidos políticos, para integrar una mesa multipartidista, a fin de edificar los lineamientos del estatuto de garantías políticas para quienes se declaren en oposición.
Razón tenía  nuestro presidente cuando nos advertía de la alineación de los astros para la paz de Colombia.  Hay un astro por cada componente de la paz, uno de esos componentes, es la transparencia en la administración y la gestión pública. El acuerdo con las FARC contiene la promoción de veedurías ciudadanas y observatorios de transparencia. Se requieren unas instituciones eficientes y eficaces a la hora de combatir la corrupción. Cada astro nos brindara la luz necesaria, para construir ese legado de paz. Es momento de acompañar al Presidente Santos, rodeándolo, brindándole el apoyo ciudadano por la paz de Colombia.

sábado, 16 de marzo de 2013

AUTONOMIA REGIONAL


AUTONOMIA REGIONAL
Por: ANGEL ALIRIO MORENO MATEUS

Desde la sola lectura al primer artículo de la carta política colombiana, entendemos el espíritu de los constituyentes que como delegatarios; de quienes el 9 de diciembre de 1990, teníamos mayoría de edad, actuaron, interpretando el querer de la Nación, para definir un nuevo contrato social que pusiera fin al desasosiego colectivo.   “Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general”
Dos décadas después; nos preguntamos: ¿Se cumple el primer artículo de la Constitución Política de Colombia?  La respuesta es sencilla.  Nuestro país avanza en un retroceso constitucional y en la construcción de una arquitectura centralista que poco a poco y día tras día, ahoga fiscal y políticamente a los departamentos y a sus municipios. Con la excusa de combatir la imperante corrupción administrativa; la que realmente existe, el Estado centralizador, le desmonta los derechos constitucionales a las regiones y concentra el recaudo, la destinación y la redistribución de los recursos, estructurando una maquinaria burocrática, que finalmente centralizará, no solo lo fiscal y político, sino también su propia corrupción.
Podríamos decir, que el espíritu constitucional colombiano, ha sido sustituido en cuanto a la forma de organización republicana y que desde su primer artículo, la Constitución ha sido agredida por varios de los actores legales que desde las ramas del poder público le lanzan toda clase de misiles. Para la muestra este botón: Además del desmonte de la autonomía de sus entidades territoriales, tenemos que la democracia participativa y el pluralismo, se están tornando en letra muerta.
El cerco de la unidad nacional como modelo del neobipartidismo, tiende a ahogar a las organizaciones partidarias como la U , Cambio Radical y al Partido Verde, que se mueven como en una maquina centrifuga por dentro de ella y al Polo, al PIN y al MIRA en sus propias maquinas centrípetas, en una tormenta mediática constante contra el pluralismo partidario; sumándole, que la democracia interna de las dos maquinarias “ideológicas” históricas, es escasa.  No se sabe, no se ve alternativa.  Si no fortalecemos la autonomía regional, si no se democratizan vigorosamente los partidos, estaremos asistiendo como simples teloneros de una nueva escena de frustración nacional, apenas recibamos el texto del acuerdo de la Habana y no avancemos en un contrato social ideal, que nos permita no solo orientar el pos-conflicto, sino acercarnos a un Estado que garantice la verdadera y anhelada convivencia pacífica, hoy de interés general.

sábado, 9 de febrero de 2013

TRIANGULO DE LA PAZ


EL TRIANGULO DE LA PAZ
Por: ANGEL ALIRIO MORENO MATEUS
Si somos capaces de resolver todos nuestros problemas sociales, económicos y políticos a partir de saber interpretar nuestro triangulo de fortalezas, estaremos encontrando el camino de la paz; todo porque ahí comienzan las potencialidades de nuestra riqueza: Agua, comida y ambiente sano.
No podemos continuar explotando nuestro suelo y haciendo que nuestra economía agraria siga dependiendo de la ganadería extensiva y de los cultivos para producir bio-combustibles, mientras contemplamos a  la vera del camino de las múltiples haciendas a personas deseosas de una porción de proteína, un vaso de leche o una “migaja de manteca” para su dieta, a la par que leen en los diarios, que tienen tanta suerte, que viven en una de las naciones más felices del mundo.
¿Cuál felicidad? La que añoramos, en un país en donde el promedio es de 1.5 reses por hectárea y no tenemos al menos un metro de vivienda construida por familia colombiana. La felicidad debe ser considerada como el derecho fundamental de rango constitucional que garantice a cada ser humano, una digna existencia otorgada por el acceso a un nivel adecuado de calidad de vida, con educación, salud, vestido, alimentación, recreación y libre acceso al goce de los desarrollos tecnológicos.
Si de la Habana surge un modelo que contemple los tres aspectos esenciales para nuestro desarrollo, podríamos afirmar que hemos resuelto el problema. Comida podemos producir para nuestra dieta y seguridad alimentaria y nutricional, además de venderle a las demás naciones. Agua, podremos exportar desde el pacifico colombiano; nuestro rico litoral, en el que en los últimos doscientos años; según la tradición oral, hay áreas geográficas en las que solo ha dejado de llover un día. En otras naciones tienen tanta ausencia de “agua dulce” que les está resultando económica y ambientalmente costoso el proceso de desalinización de agua marina para el consumo humano. Y, un ambiente sano, a partir de procesos de producción limpia, contribuiría al “enfriamiento” del planeta y a la retribución global por los servicios ambientales.
Nosotros podremos llegar a ser de verdad el país más feliz del mundo, en el que midamos como en Bután, no el producto interno bruto en términos de economía financiera, sino en índices de felicidad interior bruta medida desde el grado de la satisfacción de los anhelos y aspiraciones de la población colombiana. Yo por mi parte, sueño con un país en el que la propiedad privada individual de la tierra tenga un umbral y después de él, sea social y sobre sus fines y destinación intervenga el Estado. Ojala la ONU pueda inmiscuirse más en la agenda de la Habana, para que tengamos el primer proyecto piloto de nación feliz del mundo, después de tantos años de guerra.     


sábado, 2 de febrero de 2013

INSISTO. ESTO ES, CON PARTIDOS


INSISTO. ESTO ES, CON PARTIDOS

Por: ANGEL ALIRIO MORENO MATEUS

Desde hace rato he venido insistiendo en los círculos privados y entre políticos amigos; con curul y sin ella, que en los próximos procesos electorales, los protagonistas serán los partidos. Y sencillamente, porque todas las recomendaciones tendientes a la restauración de la democracia en Colombia, pasan por orientar, que para ser un Estado viable; no fallido, se requiere de unos partidos políticos vigorosos, capaces de comportarse como verdaderas instituciones democráticas. Eso lo entendí con claridad hace tres años, desde los comienzos de las charlas con integrantes del Programa de Fortalecimiento Democrático que impulsa la ONU por medio del PNUD, quienes en una hoja de ruta diseñada a cuatro años, trazaban el camino para futuras elecciones y el futuro del régimen.

Por ello, también entendí, que solo los que se le midieran al proyecto, tendrían la opción de pasar la raya. Hoy solo ocho partidos, o menos si entre algunos de estos hay fusión, tendrían la opción de estar en el espectro político de la próxima contienda. Liberal, Conservador, U, PIN, Cambio Radical, Polo, Verde y Mira. Lo demás es cuento; no tendrían los demás opción, por su misma debilidad en democracia interna y por su invisibilidad. Falta ver qué va a pasar en el Consejo de Estado, con la personería jurídica de la Unión Patriótica.

Ahora, el tema de los proyectos como “Pido la palabra” o “El puro centro democrático” que no dejan de seducir a un nutrido número de colombianos, no va más allá de emociones caudillistas, que por su mismo fragor, no leen lo que en materia jurídico-política avanza, en la adopción de reglas para el desarrollo constitucional del derecho a elegir y ser elegido.   Los partidos políticos, tienen todavía mucho tiempo para pensar en la estructuración de listas al Senado y la Cámara de Representantes. Falta que hagan sus eventos orgánicos para examinar quienes superaron las expectativas partidarias y se comportaron fieles y leales al ideario político estatutario de cada organización y definir quienes merecen continuar, ascender de aspiración, o ser remplazados.

La forma de materializar las intenciones de los que “piden la palabra” aunque la hayan tenido siempre y del “puro centro democrático” que se debate entre la fuerzas centrípeta y centrifuga de la derecha y su propia extrema; es a través de la institución Grupo Significativo de Ciudadanos, que van a tener tanta dificultad practica que los torna imposibles y ello va en beneficio de los partidos.

El procedimiento para la inscripción por firmas de candidatos al Congreso de la República, para las elecciones que se llevarán a cabo en todo el territorio nacional el 9 de marzo de 2014, debe comenzar en la solicitud a la Registraduria definiendo de antemano los datos de los integrantes del comité, así como el nombre del comité y los nombres de los candidatos a quienes los ciudadanos a través de su firma van a apoyar en las elecciones, es decir, desde antes de iniciar la recolección de apoyos ciudadanos, deben definirse las listas

La Ley 1475 de 2011 en su artículo 28 señala que “los candidatos de los grupos significativos de ciudadanos serán inscritos por un comité integrado por tres (3) ciudadanos, el cual deberá registrarse ante la correspondiente autoridad electoral cuando menos un (1) mes antes de la fecha de cierre de la respectiva inscripción y, en todo caso, antes del inicio de la recolección de firmas de apoyo a la candidatura o lista”. Indica además que “los nombres de los integrantes del Comité, así como la de los candidatos que postulen, deberán figurar en el formulario de recolección de las firmas de apoyo”. ¿Ya ven porque insisto? Falta ver a donde van a ir a parar esas fuerzas; que por no tener partido y ante la dificultad de las firmas, tendrán que buscar uno. Que vivan los partidos; con democracia interna y para la democracia.